Los Ídolos de K-pop bajo la lupa 24/7

No son solo Ídolos de K-pop

Los ídolos de K-pop, esos brillantes cantantes y bailarines que cautivan a millones de fanáticos en todo el mundo, no son solo artistas de entretenimiento, sino símbolos culturales que encarnan los valores y el orgullo de Corea del Sur. Sin embargo, este estatus especial los somete a un intenso escrutinio público, donde cada uno de sus pasos y palabras es analizado minuciosamente.

Dos recientes incidentes que involucran a destacados ídolos de K-pop ilustran de manera clara esta realidad. Durante el Día Nacional de la Liberación de Corea, Yeonjun de Tomorrow X Together publicó fotos en Instagram tomadas en Japón, lo que desató una ola de críticas. Muchos consideraron que era inapropiado compartir contenido relacionado con Japón en un día que conmemora la liberación de la península coreana del dominio colonial japonés. Yeonjun se vio obligado a disculparse rápidamente, lamentando su “falta de conciencia” en un momento tan significativo.

Otro caso similar ocurrió con Felix de Stray Kids, quien mencionó un desafío de anime japonés mientras interactuaba con fans en la aplicación Bubble el mismo día. Los seguidores expresaron su decepción ante lo que vieron como una falta de sensibilidad por parte del artista. Felix también emitió una disculpa a través de su agencia, reconociendo su error.

Felix de Stray Kids pide disculpas por challenge — Felix de Stray Kids

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Estos no son los únicos ejemplos. En 2023, Mingi de ATEEZ enfrentó una fuerte reacción después de compartir una imagen en la que aparecía vestido con un atuendo que algunos interpretaron como una referencia a la cultura japonesa. A pesar de que el idol aclaró que no era su intención ofender, tuvo que hacer una disculpa pública.

Incluso actos aparentemente inocentes, como usar un accesorio o mencionar una película o música japonesa, pueden ser vistos como una falta de respeto por los fanáticos más sensibles (o extremos desde mi punto de vista) a estos temas. La expectativa es que los ídolos del K-pop, como representantes de la cultura surcoreana, deban evitar cualquier gesto o comentario que pueda interpretarse como una conexión con Japón, dada la compleja historia entre ambos países.

Lo que se espera de ellos en la sociedad coreana

El escrutinio ético al que se enfrentan los ídolos del K-pop va más allá de las cuestiones geopolíticas. Su posición como figuras públicas altamente visibles los obliga a mantener una imagen intachable, tanto en su vida profesional como personal. Cualquier comportamiento que se desvíe de los estándares morales establecidos por dicha sociedad, puede desencadenar una reacción virulenta de los fanáticos y del público en general.

Sin ir más lejos el último caso con Suga de BTS por transitar con un pequeño scooter eléctrico a muy baja velocidad bajo los efectos del alcohol, con el casco, en la senda que corresponde, aunque esto no haya causado ningún daño a nadie ni haya producido ningún accidente, está siendo tomado como un hecho gravísimo, algo que en otro lado del mundo, ni siquiera hubiera llegado quizás a ser una noticia.

Incluso asuntos menores, como un comentario imprudente o una foto mal recibida, pueden provocar una avalancha de críticas en las redes sociales. La inmediatez y la escala global de estas plataformas han amplificado exponencialmente la presión a la que se enfrentan los ídolos.

Suga de BTS atacado por la prensa amarillista — Suga en su AgustD Tour The Final

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Según el crítico musical Kim Do-heon, esta situación plantea interrogantes sobre si es justo exigir un comportamiento tan intachable a los artistas.

Como celebridades, es algo que tienen que manejar hasta cierto punto. Después de todo, es cierto que se les mantiene a estándares éticos más altos y a veces enfrentan críticas que merecen. Sin embargo, también reconoce que el problema radica en la “posición única, las actividades y las dinámicas de poder” que caracterizan al mundo del K-pop.

En efecto, los ídolos no son creadores, sino artistas “fabricados” por las agencias de entretenimiento, que dictaminan en gran medida su imagen pública y su comportamiento. Esto los convierte en figuras que encarnan los valores y la identidad nacional de Corea del Sur, pero al mismo tiempo los priva de la libertad y la autonomía que disfrutan las celebridades en otras partes del mundo.

En resumen y tratando de entender

El intenso escrutinio ético al que se enfrentan los ídolos del K-pop es el resultado de su papel único como iconos culturales y representantes de la nación surcoreana. Cada uno de sus actos y palabras es analizado y juzgado bajo la lupa de altas expectativas éticas, una realidad que los artistas deben navegar con cautela y responsabilidad. Si bien esta situación plantea interrogantes sobre la justicia y los límites de dicho escrutinio, es innegable que forma parte integral de la compleja y particular industria del K-pop.